He zurcido las ruinas
que me quedaron de tu partida
a un pequeño rincón escondido
junto a desembaladas cajas de soledad.
No
quiero recuerdos, ni ausencias
ni despedidas... pero sin mucho pensarlo, a veces,
vuelve un antiguo relicario que se permite
besarme
antes de echarse a andar.
Jamás
bebiste mi presente en tu futuro,
ni planeaste un mañana conmigo en tu pasado,
¿para qué gastar tiempo que ya es perdido?
si en tu interior no tuve ningún lugar.
Y
recontando heridas me dejaste un traje
que a fuego llevo todo tu equipaje de
dudas, rencores, arrepentimientos tardíos y
dilatadas pupilas mirando al vacío
que nunca sabrán a quién llorar
Nuria Vaz